En los últimos años, China se ha caracterizado por seguir al pie de la letra cada uno de sus planes tanto financieros como sociales y culturales. La historia no miente, el país asiático sigue cada uno de sus procesos de la A a la Z.
Es importante destacar que no hacemos juicios de valor, no analizamos si su plan es perfecto, si nos gusta o no. Hablamos exclusivamente de su disciplina para operar y competir. Por ejemplo, la cultura de este país considera: "Soy responsable de mí mismo, pero sobre todo de los demás y de los enfermos". En este contexto, llama la atención que haya sido el único país que ha vuelto a cerrar sus puertas al mundo con el emblema del COVID-19 cero, deteniendo sus exportaciones e importaciones, frenando su economía y frenando su crecimiento. China parece tener un concepto muy claro: el dinero se recupera, la vida no".
China es la segunda economía más fuerte del mundo, también es la primera potencia en capital humano, tiene tecnología innovadora y es el país con mayor potencial para comprar deuda en otros países. Sus empresas están repartidas por todo el mundo y sus comunidades fuera del país son las mayores del mundo.
Esto nos lleva a reflexionar y a preguntarnos: ¿saben ellos algo que nosotros no sabemos sobre COVID-19? ¿Se están preparando para ello? ¿Están dispuestos a perder terreno financiero para apuntalar su moneda? Estas inquietudes abren la puerta a nuevas preguntas. Sin embargo, una cosa está clara para nosotros: China se está preparando para algo más grande, más fuerte. Este país está haciendo cambios fuera del guión, está pensando fuera de la caja, arriesgando hoy para obtener ganancias futuras.
Sin embargo, el resto de las economías no están actuando con las mismas reservas y cautela; por ejemplo, algunos países del G7 adoptaron posiciones de optimismo financiero y políticas de aumento del gasto. En la misma lógica, Rusia, con la guerra, reforzó su estrategia económica y fortaleció su moneda.
Es importante recordar el artículo que publicamos anteriormente en el blog sobre China y su plan para fortalecer el yuan. Una participación controvertida pero interesante, que nos hace reflexionar sobre una cuestión más: ¿Es esta la verdadera agenda de China? Si es así, la guerra financiera y las luchas de poder del nuevo orden mundial no están ni cerca de terminar. Por ahora, lo que se ha observado es una constante y progresiva apreciación del yuan frente al dólar.